Los riesgos del sexo químico incluyen desde la posibilidad de desarrollar una adicción, al peligro de caer en conductas sexuales que pueden dar lugar a enfermedades de transmisión sexual.

El sexo químico, también conocido como chemsex, se trata de una práctica, como su propio nombre indica, en la que una persona consume sustancias psicotrópicas unidas a conductas de carácter sexual, buscando aunar el efecto de ambas.

El objetivo es incrementar el placer de la relación sexual, pues tanto el consumo de drogas como la realización de una conducta sexual son fuente de placer y bienestar en una persona, pero sin duda, cuando ambas se unen el efecto es mayor.

Es por ello, que esta práctica comienza formando parte del tiempo de ocio de una persona, como una forma de diversión en la que no se percibe ningún riesgo, pues habitualmente comienza siendo esporádica y no interfiere en la vida del individuo más allá del tiempo en el que se realiza, es decir, no da lugar a consecuencias en su vida.

Habitualmente es llevada a cabo entre hombres homosexuales, quienes pueden realizar esta práctica en pareja o en fiestas con más hombres.

El consumo de este tipo de sustancias da lugar a sesiones que se pueden prolongar durante horas o durante días, lo que está generando un nuevo tipo de adicción, con el peligro añadido de conductas de riesgo que pueden derivar en el contagio del VIH u otras enfermedades de transmisión sexual.


Riesgos del sexo químico: el consumo de drogas afecta aunque sea puntual

Como se ha expuesto previamente, a pesar de que esta práctica se realice de manera esporádica, existe un consumo de drogas puntual asociado a una conducta de carácter sexual. El hecho de que el consumo de drogas sea ocasional y únicamente asociado a este tipo de relaciones sexuales hace que las personas que lo practiquen resten importancia a esta parte.

Sin embargo, cuando se consumen sustancias psicoactivas se produce un efecto en el cerebro de la persona, concretamente en el sistema dopaminérgico del cerebro (producción masiva de dopamina).

Además, las sustancias utilizadas en esta práctica se caracterizan por generar una fuerte dependencia (GHB, metanfetamina de Cristal (Tina), mefedrona, MDMA, ketamina, etc.), por lo que si la persona no tiene la predisposición para desarrollar una adicción, sí que puede desarrollar una dependencia a la sustancia. Esto último quiere decir que la persona ha desarrollado una habituación física y cerebral ante el consumo de determinadas sustancias en determinadas ocasiones.

A su vez, la persona genera una asociación a nivel cerebral entre conductas de carácter sexual y el consumo de sustancias, lo cual se manifiesta en que cada vez que la persona mantiene una relación sexual va a tener deseos de consumo. Por ello, las relaciones sexuales saludables que no impliquen conductas de riesgo ni consumo de sustancias no resultan satisfactorias para la persona.

Aunque exista un espacio temporal entre consumo y consumo, durante ese periodo de tiempo la persona espera que llegue el momento de volver a consumir, teniendo un deseo contenido de consumo y esperando la ocasión para volver a hacerlo.

Ni que decir tiene, que aquellas personas que tengan una predisposición para desarrollar la enfermedad de la adicción, corren un serio riesgo al consumir sustancias psicoactivas, aunque no sea de manera asidua, además de potenciar un encuentro sexual a través del consumo.


¿Es simplemente por diversión?

Aunque al principio el consumo de sustancias unido a la conducta de carácter sexual se da de manera esporádica, sin tener en cuenta las posibles consecuencias de esta práctica, se trata de sustancias que como se ha expuesto generan una gran dependencia, además del agravante de unirlo con una conducta de carácter sexual, a partir de lo cual pueden deducirse cuáles son los principales riesgos del sexo químico.

Es decir, con el uso continuado de estas prácticas se crea una dependencia y una asociación entre dos estímulos muy placenteros para el cerebro. Por un lado, al sexo y por otro, a la sustancia psicoactiva. Una vez que se ha creado esta dependencia es muy complicado que se den las relaciones sexuales sin la sustancia asociada.

En consecuencia, este tipo de conductas implican peligro desde dos vertientes; riesgos generados por el consumo de sustancias psicoactivas y conductas de riesgo de carácter sexual.

Por un lado, el consumo de sustancias puede generar una dependencia / adicción, pero además sobredosis, síntomas de carácter psicótico por el tipo de sustancias consumidas y la intensidad de cada consumo, alteraciones emocionales; cuadros de ansiedad, depresión o transmisión de enfermedades como el VIH debido a que utilizan a veces las mismas jeringuillas cuando la vía de administración es inyectada.

Y por otro lado, las prácticas sexuales que se dan implican graves riesgos para la salud, como al contagio de enfermedades de transmisión sexual por la realización de sexo sin protección (hepatitis C, gonorrea, sífilis, VIH…), dificultad de mantener relaciones sexuales sin consumo y al deterioro mental y físico, ya que al estar consumiendo durante un tiempo prolongado el resto de las necesidades fisiológicas se abandonan.

Por tanto, conviene tener muy en cuenta los riesgos del sexo químico antes de comenzar, o seguir practícándolo.

Riesgos del sexo químico


Efectos sobre la salud del sexo químico o «chemsex«

Tras conocer los efectos que tienen estas sustancias, podemos concluir que pueden tener graves consecuencias para la salud. Ya no solo por las consecuencias de las conductas de riesgo que se llevan a cabo al consumirlas, sino por el uso combinado de dos sustancias activadoras del sistema nervioso, y otra depresora, lo que lleva a la anulación de alguna de las sustancias consumidas (en este caso GHB) lo que dará lugar al aumento del consumo de esta.

Además, hay que tener extrema precaución si se consume el GHB con el alcohol, ya que potencia el efecto de ambas sustancias, aumentando las probabilidades de sufrir sedación o llegando a la pérdida de conocimiento.

Por otro lado, también crean gran dependencia y tolerancia, lo que llevará al aumento de su consumo para llegar a experimentar las mismas sensaciones que en los primeros consumos.

En Centro Acción contamos con un equipo de profesionales expertos en el tratamiento de diferentes conductas compulsivas así como del consumo de sustancias psicoactivas. Nuestro objetivo es que puedas mantener relaciones sexuales de manera saludable y con una adecuada satisfacción sin la necesidad de consumir ninguna sustancia, evitando así los riesgos del sexo químico.

Te invitamos a compartir este artículo para ayudar a otras personas a conocer los riesgos del sexo químico.

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