¿QUÉ ES LA ADICCIÓN?

La adicción es una enfermedad crónica y recurrente del cerebro que se caracteriza por la búsqueda y el consumo compulsivo de drogas, o la repetición de conductas adictivas, a pesar de sus consecuencias nocivas.

Se considera una enfermedad del cerebro porque las drogas modifican este órgano: su estructura y funcionamiento se ven afectados. Estos cambios en el cerebro pueden ser de larga duración, y pueden conducir a comportamientos peligrosos que se observan, sobre todo, en las personas que abusan del consumo de drogas.

La adicción se manifiesta por el uso más o menos compulsivo de una o varias drogas (o la repetición compulsiva de una determinada conducta en el caso de adicciones sin sustancia, como la adicción al sexo, prostitución, adicción a la comida etc.) con el objetivo de buscar un estado de bienestar, de obtener ayuda para afrontar situaciones para las que no nos vemos capacitados (sociales, sentimentales o laborales), ganar en destreza, obtener confianza, eludir responsabilidades, simplemente porque les gusta las sensaciones que producen de placer y euforia, y un largo etcétera de motivos ya que, todas las drogas o comportamientos que conlleven bienestar al menos en un primer término, poseen la propiedad farmacológica de actuar como refuerzo positivo, es decir se comportan como un estímulo que aumenta la probabilidad de que volvamos a repetir esa conducta que nos produce placer.

Los adolescentes son un colectivo muy vulnerable al consumo de alcohol y porros porque muchas veces se ven presionados por el grupo y es habitual que empiecen su consumo por “curiosidad” o porque otros amigos lo hacen, para no sentirse “bichos raros”, por el miedo al rechazo. Hay que añadir también que en la gente joven el consumo de drogas es una manera de demostrar su rebeldía, y la “ruptura con las normas” que la propia adolescencia conlleva. Por lo que un buen programa de prevención a las drogas es mucho más efectivo que cualquier intento de control por parte de los padres para que el hijo no consuma.

La adicción es una enfermedad crónica y recurrente del cerebro

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La adicción es una enfermedad compleja que afecta a muchas áreas del cerebro y no se puede detener sólo con fuerza de voluntad

¿Existe una personalidad adicta?

No.

No existe un tipo de personalidad que te convierta en adicto sino uno cúmulo de factores ambientales, fisiológicos y genéticos. Aunque podríamos decir que en los adictos se encuentran algunos rasgos como:


  • Falta de tolerancia a la frustración
  • Conducta compulsiva
  • Falta de madurez emocional
  • Dificultades para adaptarse
  • Falta de autoestima
  • Inestabilidad afectiva
  • Tendencia a la depresión y al pensamiento mágico (algo pasará que lo solucione todo)
No existe un tipo de personalidad que te convierta en adicto

¿Por qué una persona adicta no puede dejar de consumir?

Mucha gente no entiende por qué una persona que sabe que su consumo le está dañando no puede dejar de hacerlo y lo achaca a su falta de voluntad o a “que les importan más la droga que su mujer, sus hijos etc”.

Es habitual que una persona que no es adicta te diga “yo dejé de fumar sin ayuda, es cuestión de voluntad.” Y no. NO lo es. La adicción es una enfermedad muy compleja que conlleva cambios neuronales que afectan a muchas áreas del cerebro y que sólo y con fuerza de voluntad no se puede detener.

La zona más afectada por la adicción es la zona de recompensa del cerebro, pero hoy gracias a la neuroimagen podemos comprobar cómo afecta también a otras zonas relacionadas con el aprendizaje, el criterio, la capacidad de toma de decisiones, el estrés y la memoria. Por lo que, por mucha fuerza de voluntad que ponga el adicto, no podrá recuperarse si no es haciendo un tratamiento especializado en adicciones. La voluntad no es suficiente, necesitan ponerse en manos de expertos profesionales, psicólogos, médicos y terapeutas que les ayuden a realizar los cambios de vida y de conducta necesarios. Con fuerza de voluntad y promesas a uno mismo y a la familia sólo conseguirá, como mucho, dejar de consumir por un tiempo, pero sin las herramientas que le ayuden a identificar la enfermedad, volverá a recaer casi con total seguridad.

La adicción es una enfermedad conlleva cambios neuronales que afectan a muchas áreas del cerebro

 No existe un solo factor que determine que una persona se haga adicta o no, sino un cúmulo de varios factores, y cuantos más de ellos se cumplan, mayor será el riesgo de desarrollar una adicción

¿Todos los que consumen drogas se volverán adictos?

No.

Como hemos dicho más arriba, la adicción es una enfermedad en la que confluyen muchos factores, ya que va más allá del consumo de una sustancia (o la repetición de una conducta adictiva). La vulnerabilidad para padecer esta enfermedad varía de una persona a otra, no existe un solo factor que determine que una persona se haga adicta o no, sino un cúmulo de factores, y cuantos más de ellos cumpla una persona, más riesgo tendrá de padecerla.

En ella influyen determinadas variables individuales que modifican la respuesta de cada persona al consumo de una misma sustancia, como son:

1. La predisposición genética a desarrollar una adicción
La alteración en algunos genes relacionados con los mecanismos de actuación de la droga y que cambian su acción sobre el organismo. Hoy en día gracias a la ciencia y los estudios que se han realizado sobre la adicción sabemos que los factores genéticos influyen entre el 40 y el 60% en la posibilidad de que una persona se convierta en adicto.
2. El estado emocional de la persona
Con el uso de las drogas, zonas del cerebro como el circuito de recompensa se ven afectados liberando dopamina, neurotransmisor que provoca sensaciones de bienestar. El estado emocional de la persona cuando inicia el consumo y cómo se encuentra cuando deja la droga, es otro factor importante, ya que estas dos conductas significan situaciones cerebrales diferentes: una buscará repetir la conducta que produce placer y la otra buscará no repetir o alejarse de la conducta que produce malestar.

Con el tiempo el cerebro se acostumbra a una cantidad inusual de dopamina y se produce el efecto de tolerancia, es decir para tener la misma sensación de bienestar de los primeros usos necesitará más cantidad de droga.

El consumo de drogas como cocaína y alcohol, viene acompañado de sensaciones de placer y bienestar, y dependiendo de si la droga es estimulante o calmante vendrá seguida de otras sensaciones. En el caso de la cocaína que es una droga estimulante, se sentirá euforia, mucha más energía, más claridad mental, que hará que el adicto tenga la percepción de sentir más poder y confianza en sí mismo, en cambio y si es una droga tranquilizante, tipo heroína o cualquier opiáceo, el adicto sentirá relajación y satisfacción.

Por el contrario cuando dejan de consumir aparecen efectos opuestos a los efectos de bienestar que sienten cuando consumen y es cuando aparece el síndrome de abstinencia (el “mono”) o craving, que lleva al adicto a alejarse de la abstinencia y a una posible recaída, buscando repetir esa conducta que le proporcionará bienestar y a huir de la que ocasiona dolor y malestar.

El adicto, independientemente del tiempo que transcurra entre consumo y consumo (frecuencia de consumo diaria, cada varios días, semanal o incluso mensual) orientará su vida a conseguir su siguiente dosis.

Se preocupará y enfocará sus esfuerzos en conseguir sentir de nuevo esa sensación de bienestar que produce la sustancia o la conducta que le ha proporcionado placer. Tendrá que conseguir dinero y ahorrarlo, tratará de minimizar las consecuencias de su último consumo para que, según el caso, le levanten la vigilancia y pueda volver a consumir; intentará que le perdonen, que su entorno recupere la confianza en él y pueda permitirse un nuevo consumo, se le ocurrirá una nueva excusa para decir en el trabajo y un largo etcétera de mentiras y manipulaciones.

El adicto no es consciente, en su distorsión de la realidad, de cómo cada consumo va dejando huella en los diferentes ámbitos de su entorno y es por esto que, en no pocas ocasiones, acaba solo, desamparado, arruinado y sin más excusas ni justificaciones posibles.

3. Alteración de las funciones del cerebro
Por otro lado, el consumo repetitivo de sustancias altera las funciones del cerebro, de forma muy parecida a las afectadas en diferentes trastornos mentales, alterando redes neuronales y cambiando a la larga el comportamiento de las personas que consumen drogas. Por eso muchos familiares tienen la sensación de “no conocer” a ese ser querido que se ha convertido en otra persona, provocando conductas peligrosas para ellos mismos y para otras personas.
4. Otros factores de riesgo: ambientales, edad, etc.
Otros factores de riesgo pueden ser los factores ambientales, tanto como factor de riesgo como factor de protección. Una persona puede tener predisposición para desarrollar una adicción a nivel genético, pero si tiene un entorno familiar y social adecuado, puede ser más difícil que desarrolle o no la adicción.

La edad temprana de inicio al consumo, también es un factor importante, por los problemas que conllevará en la etapa de desarrollo del cerebro.

El tipo de sustancia, la vía de administración, la oportunidad y facilidad para poder consumir, también son factores que influyen en el desarrollo de la adicción.

Factores de riesgo adicción
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Tipos de dependencia

Dentro de las adicciones existen dos tipos de dependencias: la física y la psicológica.

La adicción física se da cuando el cuerpo se acostumbra a la droga y las neuronas crean la necesidad de consumir de forma que llegará a ser compulsiva.

La adicción psicológica es la que se mantiene a nivel de emociones y pensamientos. La persona piensa que si consume se va a sentir mejor, va a dejar de estar estresado o va a poder dormir mejor. En definitiva es volver a consumir para poder sentir de nuevo ese placer que «cree» que la sustancia o la conducta compulsiva va a proporcionarle. Cuando se deja de consumir es normal sentir ansiedad y malestar, pues aunque la sustancia o la conducta no haya creado una dependencia física, sí lo ha hecho psicologicamente.

Adicción física - Adicción psicológica

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