La pregunta «¿por qué soy adicto al sexo incluso cuando no lo disfruto?» es muy habitual. Entiende por qué tienes este problema y comienza a superarlo.

El sexo es una conducta que genera bienestar y placer habitualmente, sin embargo, por contra a lo que se puede pensar las personas adictas no disfrutan de sus encuentros sexuales, sino que les causa dolor y malestar.

Generalmente existe una concepción de la persona adicta al sexo que tiene que ver con la perversión o el sexo descontrolado que se busca de manera voluntaria. Nada de esto es real. Una persona adicta presenta una enfermedad primaria de carácter crónico, basada en una pérdida de control con respecto a una conducta en este caso el sexo.

Por ello, un adicto al sexo no elige voluntariamente mantener encuentros sexuales de distinta índole, sino que se trata de una compulsión ocasionada por un mal funcionamiento y una alteración estructural de su cerebro.


¿En qué consiste la adicción al sexo?

La adicción al sexo se caracteriza por la presencia de pensamientos recurrentes asociados a conductas de carácter sexual, que finalmente desembocan en este tipo de conductas (relaciones sexuales u otro tipo de conductas relacionadas con sexo). Esta pérdida de control se mantiene a pesar de las consecuencias negativas que aparecen en todas las áreas importantes de la vida del adicto (familiares, sociales, laborales, de pareja, entre otras), y a pesar de las consecuencias no puede parar de hacerlo.

Al igual que ocurre con las adicciones con sustancia, en la adicción al sexo la persona cada vez necesita conductas que se acercan más a la disfuncionalidad e implican mayor riesgo, buscando el nivel de placer que experimentaba en el momento inicial.


¿Por qué soy adicto al sexo?

Conductas como comer, reunirnos con amigos, hacer una actividad que nos gusta o mantener relaciones sexuales provoca una liberación de dopamina en nuestro cerebro. La dopamina es un neurotransmisor del cerebro que se libera cuando sentimos bienestar y placer. La adicción es una enfermedad relacionada con una alteración del sistema dopaminérgico.

Cuando un adicto al sexo realiza una conducta de carácter sexual se produce una liberación masiva de dopamina, y de manera progresiva se va alterando no sólo el funcionamiento de este sistema sino también su estructura.

La gran mayoría de las personas mantienen relaciones sexuales y disfrutan de ellas, y no por ello son adictas al sexo.

El problema una vez más está en que la adicción es una enfermedad y para que se desarrolle es necesario que se den diferentes factores, destacando la predisposición genética, factores relacionados con la personalidad y el manejo de las emociones, el entorno, que se dé la oportunidad, entre otros.


¿Por qué una dicto al sexo no disfruta de esta conducta?

Imaginemos por un momento que llega un punto en el que dejamos de realizar voluntariamente una conducta que nos gusta y se transforma en algo obsesivo-compulsivo, que se escapa de nuestro control y que, además, a pesar de querer pararlo porque está dañándonos, no podemos y fracasamos en múltiples intentos.

Probablemente sentiríamos angustia, preocupación, miedo, culpa, vergüenza, entre otras muchas emociones negativas. Esto es lo que les ocurre a las personas que presentan una adicción al sexo, a la comida, a los juegos, apuestas, el móvil, etc. Es decir, cosas con las que aquellas personas que no son adictos disfrutan y se sienten bien, pudiendo controlar por ellas mismas el uso de ello, mientras que en un adicto no ocurre así.

¿Por qué soy adicto al sexo?


¿Existe el tratamiento para la adicción al sexo?

La adicción al sexo requiere de un tratamiento especializado como ocurre con el resto de las adicciones, primeramente, porque se trata de una pérdida de control y es necesario que un equipo de profesionales expertos en adicciones facilite al paciente el cese de la compulsión de consumo (sexo compulsivo). Por otro lado, el sexo y las conductas asociadas al sexo son un elemento de canalización y gestión emocional, así como de evasión ante situaciones difíciles o que el adicto no sabe manejar adecuadamente.

Todo ello debe ser tratado adecuadamente, y una vez detenida la compulsión el paciente debe conocer su enfermedad para poder mantenerla detenida, y aprender a tener relaciones sexuales saludables nuevamente que le generen un nivel de satisfacción y bienestar adecuado, sin la necesidad de recurrir a las conductas sexual nocivas que aparecían en consumo activo. Así mismo, para que el paciente pueda tener no sólo una sexualidad satisfactoria y sana sino también una vida que genere bienestar tiene que llevar a cabo una serie de cambios internos y externos guiado por el equipo de profesionales.

Además, el tratamiento de la adicción al sexo debe incluir a los familiares y en caso de haber pareja también, puesto que son un elemento fundamental en el proceso de recuperación, tanto para trabajar su propio dolor como para apoyar al paciente en su proceso de recuperación.

En Centro Acción contamos con un Equipo de profesionales especialistas en el tratamiento de la adicción al sexo quienes trabajan de manera integral para que los pacientes no sólo detengan la compulsión de consumo, sino que vuelvan a tener una vida sexual satisfactoria y alejada de todo riesgo a largo plazo.

Si quieres ayudar a otras personas a responder la pregunta «¿por qué soy adicto al sexo incluso cuando no lo disfruto?» y que conozcan cómo pueden superar su problema, te invitamos a compartir este artículo.

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