En muchas ocasiones, la sociedad no llega a comprender qué es la adicción o porqué hay personas adictas y otras que consumen y no llegan a tener un problema serio con el consumo de drogas. La tendencia es la de pensar que las personas pueden dejar de consumir si quieren. Respecto a esto, hay que tener en cuenta que la persona que tiene una adicción no puede dejar el consumo de drogas por sí misma, con fuerza de voluntad, necesitará someterse a un tratamiento en un Centro de Desintoxicación o Centro Especializado en el Tratamiento de Adicciones. En este artículo repasamos cómo se relacionan adicción y cerebro para que se pueda entender mejor la difícil situación que viven las personas adictas.

La misma Organización Mundial de la Salud define la adicción como una enfermedad. La adicción es una patología crónica y recurrente del cerebro. Esta enfermedad está caracterizada, entre otras cosas, porque la persona que la padece tiende a tener un pensamiento obsesivo y una conducta compulsiva sobre el consumo de drogas o la realización de determinados comportamientos que pueden ser adictivos. Además, la persona que padece esta enfermedad no puede parar el consumo a pesar de las consecuencias negativas que este pueda acarrearle en su día a día. Cuando la persona es adicta a una sustancia o a una conducta, las demás áreas de su vida tienden a perder interés para él/ella. Es decir, para el adicto en activo, normalmente, su mayor prioridad será consumir y sus pensamientos, emociones y conducta estarán dirigidos a su objetivo principal: mantener el consumo de drogas.

Un gran número de personas que ejercen el consumo de drogas, deciden probarlo por primera vez de forma voluntaria pero su consumo repetido en el tiempo puede llevarles a experimentar cambios cerebrales incompatibles con el autocontrol que hacen que la persona no pueda inhibir el impulso de consumir. El motivo de que se diga que la adicción es una enfermedad del cerebro es que el consumo de drogas puede cambiar el funcionamiento y la estructura cerebral. Estos cambios se tienden a cronificar si el abuso de la sustancia es muy continuado y si el inicio del consumo es precoz

¿Es los mismo dependencia y adicción?

Hay numerosas personas que consideran que tener dependencia de una sustancia y ser adicto es lo mismo y esta afirmación no es real.

Dependencia puede desarrollar cualquier persona que se exponga repetidas veces al consumo de drogas. Pongamos un ejemplo: una persona que le acaba de dejar su pareja puede sentir ansiedad, impotencia… esto puede hacer que tenga problemas de sueño, problemas de concentración… Por ello, puede ir al médico; el especialista le puede pautar algo de medicación (benzodiacepinas) para reducir la sintomatología previamente mencionada. La persona puede estar un determinado tiempo tomando las pastillas y, por lo tanto, puede desarrollar una dependencia psicológica. Esa medicación le puede ayudar a dormir bien, a reducir la ansiedad, la frustración, la impotencia de la pérdida de su pareja etc… y una dependencia física cuando su cuerpo se adapta a esa sustancia. Llegará un momento en que la persona sólo consuma para evitar los síntomas del síndrome de abstinencia del fármaco.

Es decir, cuando deje de tomar la medicación, puede tener síntomas como temblores, mareos, dolor de cabeza, cambios en el estado anímico, irritabilidad, ansiedad y por ello, tomar la medicación para evitar estos síntomas. Sin embargo, en la dependencia las demás áreas de la vida del sujeto normalmente no quedan tan deterioradas y una vez que la persona deja la sustancia y cumple con la deshabituación, no tiene porqué volver a perder el control sobre el consumo. Aunque sí tiene que pasar de la misma forma que ocurre con el adicto por un tratamiento en un centro especializado.

En el caso de la adicción, como hemos comentado previamente, es una enfermedad mental compleja y crónica en la cual, la persona que la padece necesita más que buenas intenciones para abandonar el consumo, ya que por su modificación cerebral y por sus características de personalidad, le resulta muy complicado controlar el consumo o pararlo a pesar de las consecuencias adversas que pueda suponer para el individuo.

Adicción y cerebro: ¿cómo afecta el consumo de drogas?

Adicción y cerebro: ¿que factores influyen en la aparición de la conducta adictiva?

Los factores contextuales: el entorno en el que se mueve la persona es muy relevante a la hora de hablar del consumo de drogas. Un ambiente dónde esté normalizado el consumo y dónde se pueda obtener de forma sencilla la sustancia, facilita su uso. No obstante, la persona adicta que no llega a consumir porque no se lo facilita su entorno, puede llegar a desarrollar trastornos adaptativos.

La genética: tiene un papel importante en la enfermedad de la adicción; tener antecedentes familiares de adicción, contar con un déficit de receptores dopaminérgicos….

Factores psicológicos: referidos a características de personalidad. No quiere decir que exista un tipo de personalidad común en los adictos, pero la verdad, es que en la mayoría de los casos tienen una conducta compulsiva, inestabilidad emocional, baja tolerancia a la frustración, dificultades en cuanto a la adaptación, impulsividad….

La interacción de estos factores en combinación con algún momento crítico en el desarrollo vital de una persona aumenta el riesgo de padecer una adicción.

¿Por qué las personas tienden a repetir el consumo?

Cuando realizamos una conducta y sentimos placer, nuestra tendencia casi siempre será repetirla. Por lo tanto, nuestra conducta en numerosas ocasiones está impulsada por el placer que nos produce.

Este suceso está muy relacionado con el sistema de motivación- recompensa. Este sistema está formado por diversas neuronas dopaminérgicas que se proyectan en la amígdala, en el núcleo accumbens (centro principal del placer) y en la corteza prefrontal. Cuando las personas realizamos una conducta sana o natural que nos produce placer, el sistema de recompensa se enciende y segregamos dopamina. Esta activación la recuerda el cerebro. Pongamos un ejemplo; cuando comemos nuestra comida favorita experimentamos placer. Esto hace que se segregue dopamina en el núcleo accumbens, esta segregación y cómo se percibe hace que se produzcan modificaciones en la conexión de las neuronas y así, aumenta directamente la probabilidad de volver a comer el plato…

Esta dinámica favorece el fenómeno de la habituación. Es decir, la formación de rutinas. Cuando una persona consume alcohol, cocaína, porros u otras drogas esta segregación de neurotransmisores deja de ser natural. Por lo que se segrega mayor dosis de dopamina, lo que hace que la asociación entre el consumo de drogas y el extremo placer esté bastante relacionado para la persona que consume.

Además, los diferentes factores y estímulos que se presentan en el día a día de la persona, en el entorno que consume, quedan también condicionados. Esto hace que la persona no necesite necesariamente consumir la droga para segregar dopamina si no que puede producirse esta segregación únicamente exponiéndose a los estímulos asociados al consumo.

Adicción y cerebro

Adicción y cerebro: ¿cómo afecta el consumo de drogas?

Algunas de las zonas a las que afecta el consumo de drogas a nivel cerebral son: El córtex prefrontal dirige las funciones ejecutivas. Estas funciones las tenemos todos y algunas de ellas sería: la memoria de trabajo, la atención selectiva y sostenida, la planificación, la toma de decisiones, el control inhibitorio… Por ello, el consumo de drogas afecta directamente a la capacidad para inhibir una conducta. Este es uno de los motivos por los que las personas adictas tienen problemas en cuanto el autocontrol de la conducta. La corteza prefrontal es de las últimas áreas cerebrales que madura. Es por esto por lo que los adolescentes tienen riesgo cuando consumen. Debido a que su capacidad de autocontrol, de planificación y de toma de decisiones están en formación.

Los ganglios basales tienen un papel relevante en las actividades relacionadas con el placer y la motivación de las personas y están relacionados con la generación de hábitos. Uno de los núcleos que constituyen estos ganglios es el núcleo accumbens. Cuando este circuito se adapta a la activación y a la segregación de dopamina que supone el consumo de drogas, hace que disminuya la sensibilidad de esta zona y que la persona experimente dificultades a la hora de experimentar placer con otras actividades diferentes al consumo. La amígdala es el principal punto de regulación emocional del cerebro. A medida que se incrementa el consumo de drogas, esta zona cada vez se hace más sensible. Es por esto por lo que llega un momento en el que el adicto no consume únicamente por las consecuencias agradables que tiene para él el consumo si no para conseguir aliviar las emociones que percibe como negativas derivadas del síndrome de abstinencia (como irascibilidad, inestabilidad, ansiedad…).

Estas modificaciones cerebrales pueden llegar a ser persistentes. Por esta misma razón se considera a la adicción como una enfermedad crónica que puede ser reincidente. Por ello, las personas que presenten una adicción y vuelvan a probar la droga, aunque lleven años sin consumir, vuelven a perder el control.

Te invitamos a compartir este artículo para que otras personas conozcan la relación que hay entre adicción y cerebro, y con ello sean más conscientes del proceso de pérdida de autocontrol que tiene lugar en las personas adictas.

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