Conoce cómo afectan los cigarrillos electrónicos al cerebro y al resto del organismo en adultos y adolescentes.

¿Qué son los cigarrillos electrónicos?

Desde hace varias décadas, se creó la primera patente de los cigarrillos electrónicos. Sin embargo, fue en 2003, cuando un farmacéutico desarrolló la idea por primera vez, expandiéndose hacia todos los continentes del mundo. El objetivo inicial, era fumar nicotina de forma inhalada, sin la presencia de humo. En la actualidad, se presentan como una supuesta opción para dejar de fumar cigarrillos. Los cigarrillos electrónicos, también se denominan, “e-cigarrillos”, “e-cigarettes” o “vapeadores”, entre otros. Tienen diversos aspectos, como aquellos que imitan los cigarros regulares o aquellos que imitan artículos de uso diario como bolígrafos, etcétera. El propio uso de estos recibe el nombre de “vapear” o “vaping” en inglés.

Estos dispositivos, producen un aerosol, que es una especie de gas que se genera cuando se calienta el líquido que está situado en su interior, llamado e-líquido. Este último, contiene saborizantes, como por ejemplo el diacetilo, sustancia relacionada con una enfermedad grave del pulmón; sustancias químicas que causan cáncer; compuestos orgánicos volátiles; partículas ultrafinas que pueden llegar al fondo de los pulmones; o metales pesados tales como el níquel, el estaño o el plomo. Como se puede observar, están compuestos por diversos factores perjudiciales para la salud. En la mayoría de las ocasiones, estos dispositivos se componen de nicotina y también se pueden utilizar para el suministro de marihuana y otras drogas de abuso.

Resulta curioso, cómo algunos cigarrillos electrónicos comercializados como productos libres de nicotina, en realidad sí la contienen. Este hecho, puede resultar imperceptible para los consumidores, pero es algo que sucede a menudo.

¿De qué forma actúan los cigarrillos electrónicos en el cerebro?

Una vez el usuario inhala y exhala el humo de los cigarrillos electrónicos, ciertos componentes del líquido como la nicotina, pasan rápidamente al torrente sanguíneo. La nicotina produce diversos efectos en el cerebro. En primer lugar, estimula las glándulas suprarrenales, que son las encargadas de liberar ciertas hormonas, produciendo finalmente adrenalina. La adrenalina también se conoce como epinefrina y a parte de ser una hormona, es un neurotransmisor. Esta sustancia induce la activación del sistema nervioso central e incrementa la frecuencia cardiaca, el ritmo respiratorio y la presión arterial.

Por otra parte, la nicotina al ser una sustancia psicoactiva incrementa la producción de la dopamina, que interviene en el sistema de recompensa del cerebro. Este sistema es el que motivará a que se repita la conducta de fumar cigarrillos electrónicos, produciendo a su vez, sensación de placer y bienestar. Uno de los riesgos de la conducta de fumar, puede ser desarrollar una dependencia a dicha sustancia, entre otros.

Si en lugar de contener nicotina, el cigarrillo electrónico contiene cannabis, el THC, que es su constituyente psicoactivo principal, es absorbido rápidamente desde los pulmones a la corriente sanguínea. El THC llega al cerebro y actúa sobre receptores específicos generando alteración de los sentidos o de la percepción del tiempo, cambios en el estado de ánimo, dificultad para resolver problemas o pensar. Si esta sustancia es consumida en dosis elevadas, puede producir alucinaciones, delirios o incluso psicosis si el consumo es regular. Esta sustancia también se caracteriza por la capacidad que tienen para generar una dependencia a nivel cerebral, en aquellos que la consumen.

Los cigarrillos electrónicos implican especiales riesgos para jóvenes y adolescentes.

Adolescentes y cigarrillos electrónicos

Si bien los cigarrillos electrónicos sin nicotina se presentaban como una posibilidad para dejar de fumar en adultos, el uso entre la población joven es el que se ha convertido en una tendencia. De esta forma, usar cigarrillos electrónicos se ha situado como una de las maneras más habituales para el consumo de nicotina o marihuana entre los jóvenes. Sin embargo, son precisamente los adolescentes y las mujeres embarazadas, los que tienen mayores riesgos. Estas sustancias son tóxicas para los fetos y no se puede olvidar, el potencial adictivo que presentan. Algunos estudios apuntan que aquellos que comienzan a fumar cigarrillos electrónicos, son más propensos a fumar cigarrillos convencionales en el futuro.

Si, además, los cigarrillos electrónicos contienen nicotina, el sistema de recompensa puede verse afectado y se puede generar una dependencia en el cerebro de los jóvenes. Este hecho posiblemente aumenta la probabilidad de que los adolescentes prueben otras sustancias y puede predisponerles al desarrollo de una adicción. Es importante mencionar, que la adolescencia, es un periodo de vulnerabilidad en el que suceden cambios a nivel fisiológico, cognitivo y emocional. Precisamente este periodo es fundamental para el desarrollo normal del cerebro, que continúa creciendo hasta los 20-25 años. El consumo de estas sustancias interrumpe el curso normal de crecimiento.

La adolescencia es una etapa, en las que personas tienden a afianzar su personalidad y por ello, suelen experimentar un abanico de diferentes conductas. También es común que minimicen los riesgos relacionados con el consumo de sustancias como la nicotina o el cannabis, que en primera instancia producen sensaciones placenteras, haciendo posible que los adolescentes piensen exclusivamente en el disfrute a corto plazo.

Sin embargo, con esto último cabe la posibilidad de que no se planteen las consecuencias a medio y largo plazo que ciertas conductas pueden tener para ellos. Corren el riesgo de utilizar el consumo de estas sustancias para relacionarse con sus iguales, para ser aceptados por los mismos o como una herramienta para la gestión de su estado de ánimo o de sus emociones. De esta forma, cada vez que se repite la conducta, se crean conexiones más fuertes entre las neuronas, alterando la comunicación neuronal, también llamada sinapsis. Otros de los efectos a largo plazo que tiene el consumo de estas sustancias, es sufrir trastornos del estado de ánimo, depresión, ansiedad o trastornos por control de impulsos.

Consecuencias para la salud

Tal y como se ha citado en el apartado anterior, la población joven tiende a minimizar los riesgos del consumo y, además, tiende a minimizar las consecuencias que tiene para la salud. Por ello, es imprescindible indicar que los cigarrillos electrónicos, pueden ser perjudiciales para una persona de formas diversas.

Como se ha mencionado con anterioridad, la nicotina interrumpe el desarrollo y el funcionamiento normal del cerebro en adolescentes y adultos, respectivamente. Además, los compuestos orgánicos volátiles que componen los cigarrillos electrónicos pueden causar irritación en nariz, ojos y garganta e incluso enfermedad hepática o renal. La glicerina, que es la sustancia que aporta espesor al vapor, puede causar tos, irritación en las vías respiratorias, incluidos los pulmones o posibles infecciones.

Por otra parte, altas cantidades de metales pesados se relacionan con el cáncer de pulmón. También se ha hecho referencia a que los saborizantes que se incluyen en el líquido de los e-cigarettes, pueden ser significativamente tóxicos y contener agentes carcinógenos.

Solicita ayuda profesional

Si te encuentras en una situación preocupante relacionada con el uso de sustancias, como aquellas ya mencionadas u otras, es recomendable que acudas a un centro de tratamiento especializado en adicciones.

Solicitar ayuda profesional, es la primera opción para alejarse del consumo, evitar sus secuelas y encontrar una vida más satisfactoria.

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