La adicción es un mundo desconocido para muchas personas, que de una manera más o menos consciente muestran una gran cantidad de prejuicios e ideas erróneas. Sigue leyendo este artículo para conocer algunas de las mentiras sobre la adicción más habituales.

La adicción en el entorno social 

La adicción sigue siendo socialmente un problema tabú, que habitualmente tiende a esconderse, no se habla de ello, y las personas del entorno del adicto suelen sentir vergüenza, miedo, culpa o dolor, debido a esta falta de comprensión social.

Lo que la gente no sabe es que si no se dijeran tantas mentiras sobre la adicción, si dejase de ser un tabú y no se ocultase, no sólo se ayudaría a las personas del entorno del adicto, sino también al adicto.

Existe una concepción social que suele estar bastante alejada de lo que es una persona adicta y lo que no, habitualmente incluso se pueden escuchar comentarios como “yo de eso no sé nada”, “no entiendo de eso”, o incluso “qué pena” o “ellos se lo han buscado”. Supongo que nadie diría esto de una persona con diabetes, con cáncer o con un trastorno de ansiedad. Con cualquier otra enfermedad las personas se preocupan por ayudar y comprender, sin embargo la adicción genera miedo, rechazo o desprecio. Como se ha referido, como ocurre con otras enfermedades crónicas la adicción se puede detener

La adicción es una enfermedad, catalogado así por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde mediados del sigo pasado. Es una enfermedad porque para desarrollarse no sólo depende de que una persona consuma una droga o realice una conducta compulsiva, sino que primeramente debe haber una predisposición genética para desarrollarla, que se de un entorno determinado, que la persona cuente con unos factores de personalidad así como con unos factores de manejo emocional que faciliten el desarrollo de la adicción, que se dé la oportunidad de consumir, etc.

Verdades y mentiras sobre la adicción

Mentiras sobre la adicción más habituales

«Los adictos se meten en ese mundo porque quieren, todo el mundo sabe que las drogas son malas»

Esta es una de las mentiras sobre la adicción más habitual y dañina. Todas las drogas con poder adictivo tienen la capacidad de generar una dependencia química, es decir, una habituación química a nivel orgánico y cerebral. Sin embargo, una persona dependiente no es adicta. Por ello, no todo el mundo que consume drogas es adicto, si no eres adicto puedes generar una dependencia pero no una adicción y por tanto, esa persona podrá abandonar el consumo y su vida no se verá afectada por ello, o se verá afectada en menor medida.

Sólo aquellos que tienen la enfermedad de la adicción no pueden parar de consumir la sustancia o realizar la conducta a pesar de las consecuencias negativas, porque se trata de un problema de control de impulsos. Lo que un adicto no tiene es fuerza de voluntad porque es un síntoma de su enfermedad. Además, el adicto utiliza la sustancia o la conducta para funcionar en su vida cotidiana, debido a que existen dificultades a nivel emocional para afrontar situaciones, canalizar y gestionar emociones adecuadamente, etc.

«Yo no soy adicto porque no consumo todos los días, los adictos son los que están en la calle»

Esta afirmación no es cierta. La persona que tiene una adicción tiene una pérdida de control a pesar de las consecuencias negativas, esto quiere decir que esa pérdida de control se puede dar cada tres meses o diariamente. Está relacionado con no poder dejar de hacerlo a pesar del daño causado. Del mismo modo, las consecuencias serán diferentes en función de la frecuencia de consumo, no queriendo decir que si se consume con menor frecuencia no existan consecuencias.

Ejemplo: Una persona que consume alcohol en “fiestas”, eventos, o algún fin de semana pero cada vez que consume pierde el control, no puede parar de consumir y aparecen conflictos con la pareja, familia o amigos, descontrol económico, realización de conductas de riesgo, etc. En este caso existen consecuencias negativas, aunque sean menos intensas que cuando el consumo es más frecuente.

En esta misma línea, es importante señalar que la adicción es una enfermedad primaria, crónica y progresiva, por lo que con el tiempo la persona necesitará mayor cantidad, intensidad o frecuencia para conseguir los mismos efectos que al inicio (aunque se tarde cierto tiempo en incrementar el consumo). Sin embargo, si se pide ayuda profesional la adicción se puede detener.

Verdades y mentiras sobre la adicción

«Yo dejé de fumar por mí mismo, no lo dejan porque no quieren. Con fuerza de voluntad se consigue»

Esta afirmación no es cierta. Por un lado hay que tener en cuenta que el tabaco puede generar adicción o dependencia pero no modifica la percepción de la realidad como una sustancia psicoactiva.

Habitualmente, una persona adicta utiliza el consumo de una sustancia o la realización de una conducta adictiva para modificar su estado de ánimo, para sentirse mejor, para evadirse, para manejar una situación compleja, etc. y lo hace a través de esta alteración emocional, cognitivo y conductual que provoca el consumo de la sustancia o la realización de la conducta adictiva.

Por ello, si una persona no tiene la predisposición para desarrollar adicción generará una dependencia al tabaco, siendo algo diferente, a una adicción. Las personas adictas no son adictas a determinada sustancia, está relacionado con no poder parar de consumir a pesar de las consecuencias. Por tanto, ¿Qué diferencia existe entre dependencia y adicción?

Principalmente es que la adicción es una enfermedad crónica como referíamos antes, y primaria, así reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que para ser desarrollada deben darse diversos factores no solamente el consumo de una sustancia psicoactiva o la realización de una conducta adictiva. Una persona adicta no puede dejar de consumir a pesar de las consecuencias negativas, es decir, es una enfermedad basada en una pérdida de control de impulsos (carencia de fuerza de voluntad como síntoma de la enfermedad). Además, una persona que presenta una adicción tiene dificultades en el manejo de sus emociones, en la canalización de la frustración, tiene ciertos rasgos de personalidad relacionados con la pérdida de control, etc.

A diferencia de la adicción, la dependencia no es una enfermedad crónica, y pese a que se genera una habituación química y psicológica al consumo o la realización de una conducta adictiva, una persona dependiente es consciente de las consecuencias negativas, y en determinado momento tiene más facilidad para pedir ayuda y realizar los cambios que requiere para abandonar el consumo. La persona que presenta una dependencia una vez que ha realizado el tratamiento no tiene por qué volver a manifestar la pérdida de control nuevamente.

Los adictos son personas que vienen de familias desestructuradas y que están en malos entornos, con malas compañías, etc. 

Esta es una de las mentiras sobre la adicción más habitual. Como se ha expuesto previamente, la adicción requiere de muchos factores para que se desarrolle, y uno de ellos es el entorno, es decir, es un elemento que incrementa la probabilidad de que la enfermedad se desarrolle o no, ocurriendo esto no sólo en la adicción sino en otras enfermedades crónicas. Aun así, como cualquier enfermedad crónica la adicción se puede detener.

Además de esto, cabe añadir que el desarrollo de la adicción no depende de tu tipo de familia, hay familias estructuradas que tienen hijos con una adicción o personas que se desarrollan en entornos favorables y funcionales que también desarrollan adicción. Es más, las personas adictas, generalmente suelen ser personas con un importante potencial intelectual, y con entornos no tan desestructurados como habitualmente se suele pensar. Es más, muchas veces se responsabiliza al entorno, debido al desconocimiento de que la adicción es una enfermedad, sin embargo, nadie es culpable del desarrollo de la adicción como nadie lo es de que una persona desarrolle cualquier otra enfermedad crónica.

¿Qué debo hacer si mi familiar mantiene un consumo de sustancias a pesar de las consecuencias negativas?

Lo primero y más importante que se debe tener en cuenta es que la persona que presenta una adicción no consume porque quiere. Una adicción implica que la persona no puede parar de consumir, por ello lo más importante es detener el consumo y que se realicen los cambios que se requiere para mantener la abstinencia. El adicto no puede dejar de consumir sin ayuda, por ello, lo más adecuado es que el entorno busque ayuda profesional que facilite esta labor.

En Centro Acción contamos con un Equipo de profesionales expertos en el tratamiento de la adicción y la dependencia. Realizamos tratamientos individualizados, adaptados a las características y necesidades del paciente, estableciendo un plan de tratamiento a partir de la primera cita, la cual no tiene coste ni compromiso. La adicción se puede detener si pides ayuda. 

Te invitamos a compartir este artículo para que otras personas conozcan las mentiras sobre la adicción más habituales y así puedan ayudar mejor a quienes padecen esta enfermedad.

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