En este artículo damos respuesta a las principales preguntas que nos realizan las familias sobre el ingreso involuntario de un adicto en un centro de desintoxicación.

Las adicciones tienen un enorme impacto en la vida de la persona afectada y su entorno más cercano. La familia experimenta con frecuencia una sensación de desesperación e impotencia ante la imposibilidad de ayudar a ese ser querido, ya que en muchas ocasiones quien padece la adicción lo niega, y por lo tanto, se resiste a someterse a cualquier tipo de tratamiento que pudiera resultarle de ayuda.

Entonces, ¿Cómo actuar? ¿Es posible utilizar la opción de ingreso involuntario en un centro de desintoxicación para forzar a alguien a recibir tratamiento?

Veamos las implicaciones de esta decisión para determinar si es una opción conveniente.

Requisitos legales para solicitar un ingreso involuntario

El ingreso involuntario en un centro de tratamiento de adicciones está regulado por la ley y requiere una evaluación médica que certifique que la persona afectada se encuentra en un estado de inconsciencia sobre la necesidad de tratamiento.

Para que una persona con problemas de adicción sea internada involuntariamente, es necesario que se cumplan dos requisitos fundamentales: que la persona no esté en condiciones de dar su consentimiento y que su conducta haya generado un riesgo para su integridad o la de otras personas.

Si la persona afectada es consciente y puede decidir por sí misma si quiere ingresar y someterse a tratamiento, un juez no puede obligar a que lo haga. La decisión de ingresar y recibir tratamiento debe ser tomada por la persona adicta.

Cómo se solicita el ingreso involuntario

Existen dos vías para iniciar este proceso: por medio de un abogado a petición de la familia más cercana o por medio del Ministerio fiscal.

En el primer caso, se requiere la intervención de un abogado y un procurador y solo puede ser solicitado por la familia más próxima. En el segundo caso, la solicitud se tramita a través del Ministerio fiscal y no interviene un abogado, pero es un proceso más lento.

Cómo demostrar la necesidad de internamiento

Como hemos dicho, el internamiento forzoso requiere que se haya podido demostrar que por la conducta de esa persona existe un riesgo real y concreto para su integridad o la de terceros.

No se puede internar a alguien sin que su peligrosidad para sí mismo o para otros haya quedado demostrada de forma fehaciente. No se puede ordenar un internamiento no voluntario a modo preventivo o solo porque la familia esté preocupada.

Se trata de una medida extrema que debe ser utilizada con precaución y solo en aquellos casos en los que sea de imperiosa necesidad para proteger la integridad física de la persona o de otros.

Para ello la herramienta que se debe utilizar es un informe médico. Este informe es fundamental para el trámite de ingreso no voluntario, ya que permite determinar la capacidad de obrar de la persona afectada.

En él debe reflejarse que no tiene capacidad de tomar decisiones por sí misma, y que su situación pone en riesgo su integridad o la de otras personas.

El trámite de ingreso no voluntario probablemente no tenga éxito si la familia no consigue aportar el informe médico que acredite la necesidad de internamiento.

Informe médico para demostrar la necesidad de internamiento en un centro de desintoxicación de adicciones.

Cuándo solicitar este internamiento forzoso

Por lo general estos casos suelen ser gestionados a través de Sanidad o Salud Pública y la petición sólo puede partir de familiares muy cercanos.

Cuando hay adicciones graves, el descontrol en la vida de la persona afectada puede llegar a ser un problema muy serio que incluso derive en autolesiones y/o daños a terceros. Si se da este caso la familia puede poner el caso en manos de un equipo jurídico para plantear la necesidad de un ingreso involuntario.

Perfil de los pacientes en los que se solicita este ingreso

El perfil de los pacientes que pueden requerir un ingreso involuntario es variado, y va desde jóvenes que presentan un consumo descontrolado de sustancias, hasta mujeres y hombres mayores con problemas relacionados con el consumo de alcohol

Lo que tienen en común perfiles tan dispares es un entorno con capacidades culturales y económicas que les permiten tomar esa iniciativa. Los ingresos involuntarios en centros privados están más vinculados a la capacidad económica familiar, mientras que los ingresos involuntarios en áreas sociales pueden incluir a familias de bajos recursos o personas con problemas judiciales, que se encuentran más en el sistema de instituciones penitenciarias y centros estatales.

Cuando la persona ingresada quiere irse del centro

Si la persona desea dejar el tratamiento, los centros públicos tienen la capacidad de retener a la persona físicamente. Sin embargo, los centros privados no tienen autoridad para ello, aunque están autorizados para informar a la policía o a la guardia civil.

Hay que tener en cuenta que alguien que se encuentra bajo una orden judicial de ingreso involuntario se espera que permanezca en el centro, y por tanto es normal recurrir a las fuerzas y cuerpos de seguridad para hacer cumplir esa disposición.

De cualquier modo es una circunstancia poco común que las personas se vayan de los centros, ya que el síndrome de abstinencia y la incomodidad física que lo acompaña los suele disuadir de ello.

Si la persona amenaza con irse, el centro privado tan solo podrá llamar a la policía o a la guardia civil, que notificará la situación por orden judicial, ya que todas las acciones relacionadas con el ingreso involuntario están supervisadas por la justicia.

Lo mismo ocurre si se escapa o protagoniza una situación violenta. La policía siempre deberá tomar medidas en base a la orden judicial, puesto que todos los informes relativos a la terapia pasan por este canal.

Solo el juez encargado del caso puede decidir si es oportuno o no un cambio en el tratamiento.

Ejemplo de caso de ingreso involuntario

Un ejemplo tipo de esta situación puede ser el de un joven adicto y con problemas de salud mental que tras ser atendido en urgencias, es ingresado involuntariamente en un hospital tras una solicitud judicial realizada por el personal que lo atendió.

Los familiares recurren a un equipo jurídico que recopila información de su historial médico, lesiones, autolesiones y antecedentes policiales para solicitar al juzgado su inhabilitación e iniciar los trámites de ingreso involuntario.

Por lo general los casos de ingresos involuntarios son resultado de situaciones familiares mal gestionadas. Esto se debe, principalmente, a que las adicciones son un tema tabú y por lo tanto la familia no sabe cómo manejar una adicción y no toma acción hasta que el problema se encuentra ya en una fase muy avanzada.

Considerando lo anterior, acudir a un centro especializado en el tratamiento de adicciones antes de que los problemas se agudicen es una recomendación que siempre debe tenerse en cuenta.

Ingreso forzado: ¿Qué resultados pueden esperarse de la terapia?

Los resultados que pueden obtenerse del tratamiento a través de un ingreso forzado suelen ser buenos si la familia, el equipo terapéutico y la persona adicta colaboran estrechamente.

No obstante en comparación con un tratamiento de ingreso voluntario, los resultados suelen ser más lentos.

No hay un tiempo de recuperación que se pueda estimar, ya que éste varía dependiendo de la problemática de cada persona.

Resultados del ingreso forzado en un centro de desintoxicación.

Qué hacer si el familiar no quiere recibir ayuda

Si un adicto no quiere recibir tratamiento, algo que se suele dar con bastante frecuencia, los familiares no deben obcecarse en ayudarle contra su voluntad.

Suele dar mejores resultados permitir que la persona asuma la responsabilidad de sus acciones y consecuencias, es decir, no tratar de evitar que pague por los errores cometidos.

Lejos de abandonar a la persona, lo que hace la familia al actuar así es mandarle un mensaje de responsabilidad, haciéndole ver que ellos están ahí para prestarle ayuda si lo solicita, pero que si no lo hace tendrá que cargar con el resultado de sus decisiones.

Las situaciones más extremas, por ejemplo aquellas en que la persona no quiere dejar de consumir, y les da igual incluso la posibilidad de morir por una sobredosis no tienen lamentablemente una fácil solución

En estos casos, más que al enfermo, la terapia debe dirigirse a la familia para ayudarlos a aceptar la situación, tomar las mejores decisiones posibles y proteger su integridad emocional ante una realidad tan dura.

¿Cuándo debe plantearse el ingreso forzado?

Para la familia de la persona afectada tomar una decisión como esta no es fácil. El ingreso forzado motivado por adicciones debería ser la última opción, y plantearse solo cuando otros métodos han fallado.

Eso sí, cuando el deterioro emocional, físico e incluso mental es extremo, no conviene demorarla más.

Pero antes de llegar a este punto, es necesario que la familia se haya asegurado de prestar todo su apoyo familiar y haya solicitado orientación profesional para aprender a manejar una situación tan estresante como la de tener a un ser querido que padece esta enfermedad.

El primer paso es siempre tratar de lograr que el ingreso sea voluntario y deseado por la propia persona, lo que exige que ésta sea capaz de tomar conciencia de que tiene un problema y que debe buscar ayuda.

Sin embargo por muchos esfuerzos que realice la familia en este sentido, no siempre se logra que el afectado lo acepte. Es solo en estos casos cuando el ingreso forzado debe plantearse como opción.

Te invitamos a compartir con aquellos familiares y amigos a los que creas que le puede resulta de interés este artículo en el que respondemos las dudas más frecuentes de las familias sobre el ingreso involuntario de un adicto en un centro de desintoxicación.

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